jueves, 22 de enero de 2009

Los Olmecas

Olmecas, antiguo pueblo del sur del golfo de México que originó la más antigua civilización en Mesoamérica (México y América Central), y cuyo esplendor se fecha desde aproximadamente el 1500 hasta el 900 a.C. Su área central ocupó unos 18.000 km2, en las pantanosas selvas de las cuencas ribereñas de los actuales estados mexicanos de Veracruz y Tabasco. Su influencia se extendió gradualmente hasta las tierras altas de México, esto es, el valle de México, conocido como el Anáhuac, y los actuales estados de Oaxaca y Guerrero, por lo que influyeron en otras culturas posteriores como la mixteca y zapoteca. Los olmecas iniciaron su andadura, durante el denominado periodo olmeca I (1500-1200 a.C.), con pequeñas aldeas costeras que practicaban una agricultura incipiente y mantenían el importante aporte de la caza y la recolección. El periodo olmeca II (1200-400 a.C.) comprende San Lorenzo, su centro más antiguo conocido, que fue destruido en torno al año 900 a.C. y sustituido por La Venta, una ciudad creada según un patrón axial que influyó en el desarrollo urbanístico de América Central durante siglos. Una pirámide de tierra apisonada de 30 m de altura, una de las más antiguas de Mesoamérica, estaba situada en el centro de un complejo de templos y patios abiertos. El periodo olmeca III (400-100 a.C.) se caracteriza por su marcada decadencia, ubicado en los centros de Tres Zapotes y Cerro de las Mesas y que reflejan ya las influencias de las culturas de Teotihuacán y maya, que comenzaron su expansión en los primeros siglos de la era cristiana.
Los olmecas, cuyo nombre significa ‘país del hule’ (del azteca ulli, hule o caucho), fueron los primeros en emplear la piedra en la arquitectura y escultura, a pesar de tener que extraerla de los montes de Tuxtla, a 97 km al este de Tula. Sus obras escultóricas incluyen tanto las colosales cabezas masculinas de basalto de 2,7 m de altura y 25 t de peso como pequeñas estatuillas de jade que pueden observarse, junto a otros productos olmecas, en la ciudad mexicana de Villahermosa. Su sistema de escritura fue el precursor de los jeroglíficos mayas, y es probable que el famoso calendario maya se haya originado en la cultura olmeca. La civilización olmeca dejó establecidos patrones de cultura que influyeron en sus sucesores en los siglos venideros; por ello está considerada como la cultura ‘madre’ más importante de México.
El arte olmeca significó una expresión de carácter singular e innovador que sentó los patrones estéticos para todo el posterior desarrollo artístico mesoamericano. Las principales manifestaciones artísticas de los olmecas fueron la escultura y la cerámica. Encontramos esculturas en grandes bloques de piedra de basalto y andesita, y finos trabajos de pequeñas hachas y figuritas labradas en jade y obsidiana. Es un arte oficial, propio de una sociedad muy desarrollada, donde la demanda de las elites ha fomentado la aparición de artesanos de dedicación completa sumamente especializados en distintas tareas. La escultura monumental pertenece al ámbito de los centros ceremoniales. Encontramos las famosas cabezas colosales de La Venta y Tres Zapotes que pueden alcanzar 3 metros de altura por 3 de diámetro y hasta 65 toneladas de peso. Son representaciones de hombres con nariz achatada y labios gruesos, cubiertos con una especie de casco circular. Los altares son composiciones iconográficas sobre bloques paralelepípedos de piedra en uno de cuyos lados aparece un nicho del que emerge una figura antropomorfa. Las estelas son bloques alargados tallados por un lado con personajes de alto rango. Hay tallas de estilo olmeca en lugares tan alejados como Chalchuapa (El Salvador).
Además de estas enormes esculturas encontramos hachas y estatuillas de jade, jadeita o serpentina, de formas muy diversas donde predominan las representaciones de la divinidad hombre-jaguar.
La cerámica se caracteriza por los vasos escultóricos, cilíndricos, platos de fondo plano y ollas globulares de cuello recto, decorados con motivos incisos o raspados y por figurillas. Unas son macizas y están modeladas a mano, a la manera del periodo formativo, y otras, de arcilla blanca, están huecas y representan los rasgos faciales del llamado niño jaguar.
Esta gran variedad de manifestaciones artísticas se encuentran en un amplio ámbito de expansión mesoamericano formando un compendio de rasgos comunes que se manifiestan en un estilo poderoso y uniforme.


Fuentes: Enciclopedia Encarta 99.

miércoles, 21 de enero de 2009

La Virgen de Río Blanco y Paypaya

Hoy posteo para ustedes una info muy interesante acerca de la aparición del culto a la Virgen de Río Blanco y Paypaya, muy venerada en la provincia de Jujuy desde los tiempos de la Colonia hasta la actualidad:

En el hermoso Valle de Palpalá (Jujuy), los terratenientes españoles empleaban esclavos indios y negros para el laboreo de la tierra. Con el tiempo se dieron cuenta que era necesario enseñarles la fe cristiana, para que fuesen más dóciles y se sometieran con resignación al trabajo. En 1611, Luis de Quiñones asumía el poder del gobierno de Tucumán y resolvía proveer las necesidades espirituales de los indios que habitaban aquella región, los Ocloyas, Osas y Paypayas. El primer “encomendero” de estos últimos fue Don Alonso de Tapia, que mandó levantar para ellos una capilla en el Valle de Palpalá, pues el Padre Francisco de Córdoba, de la Compañía de Jesús, ya los venía catequizando desde hacía algún tiempo. Formaron, entonces, la población de San Francisco de Paypaya.
En 1659 los Paypayas, Osas y Ocloyas sufrieron las consecuencias de una terrible epidemia. El Vicario de Jujuy, que en aquella época era Don Pedro Ortiz de Zárate, atendió a los Paypayas durante diez años, ayudándoles a reedificar su capilla, destruida por un incendio. La tribu de esos indios fue desapareciendo poco a poco, y al término del siglo XVII había quedado reducida a 15 miembros, según consta en documentos de la época. “Las matanzas que en grande escala ejecutaban los bárbaros del Chaco contra estos pacíficos neófitos, sorprendiéndolos en sus rancheríos como un flagelo de exterminio, parece que acabaron con el resto de dichas tribus”.
Infortunadamente, los documentos existentes sobre la historia de la imagen de la Virgen del Rosario del Río Blanco y Paypaya y su santuario son escasos, no siendo posible determinar cuándo y dónde apareció aquélla por primera vez. No obstante, en declaración firmada en 1669 se comprueba que en una relación de bienes sobre la capilla de los paypayas no existía ninguna imagen. Por otro lado, se sabe que españoles y aborígenes de aquella región atribuían milagroso poderes a la Virgen del Rosario, que se aparecía durante los ataques de los feroces indios del Chaco, los poderosos Tobas. Envuelta en su manto deslumbrante, cercada por una luz sobrenatural la imagen de la Virgen, por más de una vez, hizo que los fieros atacantes retrocediesen, salvando así a sus fieles.
También existen documentos que prueban que el culto a la Virgen del Rosario es anterior al año 1696, como por ejemplo una inscripción grabada en una campana de la Iglesia Catedral de Jujuy: “Soy de Nuestra Señora de Paypaya – 1696”.
La verdad es que la devoción a la milagrosa Virgen data de muchos años. Su imagen se apareció “primero en las rústicas chozas de los paypayas, luego en la ermita de Ortiz de Zárate, para tener, después de 1833, la actual capilla, que se repara y amplía”.
Horacio Carrillo nos dice: “Se apareció
la imagen envuelta en azul de floresta, en azul de cumbre y en blanco de paypayas (ya que “paypayas” en lengua vernácula significa, por rara coincidencia, “la blanca”). Fue aquello, sin duda, un anticipo providencial del nacimiento de la Bandera de los argentinos, que aquí mismo se alzó, se bendijo y se juró, con el blanco impoluto de la doncellez y el azul magnífico de los tarcos en flor, como el propio manto de la Inmaculada”
La devoción a la Virgen del Rosario perdura al paso de los años, aumentando cada vez mas el número de aquellos que en el día a ella consagrado le prestan toda suerte de homenajes. Uno de ellos, tal vez el más bello, es el de la procesión que se realiza el día 31 de Octubre. En ese día la imagen es retirada de su precioso altar situado, en forma de capilla lateral, junto a la nave principal de la Iglesia Catedral de Jujuy, siendo llevada hasta el Santuario del Río Blanco, local en que se encuentra su antigua morada.
Millares de fieles, llegados de todas partes, la acompañan en esa peregrinación religiosa. Caminan kilómetros, muchos descalzos, como manda la tradición. Muy temprano sale la procesión de la Catedral, con las sombras de la noche envolviendo aún a los devotos que iluminan el camino con sus velas, ofreciendo mayor belleza a este espectáculo de fe cristiana. Por el camino van surgiendo “misachicos” que van aumentando el número de acompañantes. Conducen otras imágenes, cubiertas de flores, entonando himnos de alabanza a la Virgen. En general van acompañados por sus propios músicos, que visten ropas de colores chillones y usan instrumentos típicos como las flautas de caña, los “pinkullos” y las “anatas”. De cuando en cuando un “erke”, soplado con fuerza, lanza su sonido grave sobre las voces de los innumerables cantores, y el sonido de los bombos y cajas retumba en la madrugada que se va.
Las luces del día encuentran la procesión a en las proximidades del pequeño Santuario del Río Blanco, término de la caminata. La Virgen es recibida con grandes manifestaciones de alegría traducida en fuegos artificiales y salvas dadas por los que esperaban en aquel hermoso valle. De la quebrada de Humahuaca bajan miles de peregrinos que vienen a rendir su homenaje a la Virgen Salvadora.

martes, 20 de enero de 2009

Vida y obra de Karl Marx

Marx, Karl (1818-1883), filósofo alemán, creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea.
Marx nació en Tréveris el 5 de mayo de 1818 y estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena. Publicó un artículo en la Rheinische Zeitung (Gaceta Renana) de Colonia en 1842 y poco después pasó a ser su jefe de redacción. Aunque su pensamiento político era radical, todavía no podía calificarse de comunista. Las críticas de las condiciones sociales y políticas vertidas en sus artículos periodísticos le indispusieron con las autoridades, que le obligaron a abandonar su puesto en el rotativo en 1843; poco después, el periódico dejó de editarse y Marx se trasladó a París. Los estudios de filosofía, historia y ciencia política que realizó en esa época le llevaron a adoptar el pensamiento de Friedrich Hegel. Cuando Engels se reunió con él en la capital francesa en 1844, ambos descubrieron que habían llegado independientemente a las mismas conclusiones sobre la naturaleza de los problemas revolucionarios. Comenzaron a trabajar juntos en el análisis de los principios teóricos del comunismo y en la organización de un movimiento internacional de trabajadores dedicado a la difusión de aquéllos. Esta colaboración con Engels continuó durante toda su vida.

El Manifiesto Comunista

Marx se vio obligado a abandonar París en 1845 debido a su implicación en actividades revolucionarias. Se instaló en Bruselas y comenzó a organizar y dirigir una red de grupos llamados Comités de Correspondencia Comunista, establecidos en varias ciudades europeas. En 1847, Marx y Engels recibieron el encargo de elaborar una declaración de principios que sirviera para unificar todas estas asociaciones e integrarlas en la Liga de los Justos (más tarde llamada Liga Comunista). El programa que desarrollaron —conocido en todo el mundo como el Manifiesto Comunista— fue redactado por Marx basándose parcialmente en el trabajo preparado por Engels y representaba la primera sistematización de la doctrina del socialismo moderno. Las proposiciones centrales del Manifiesto, aportadas por Marx, constituyen la concepción del materialismo histórico, concepción formulada más adelante en la Crítica de la economía política (1859). Según se explica en estas tesis, el sistema económico dominante en cada época histórica, por el cual se satisfacen las necesidades vitales de los individuos, determina la estructura social y la superestructura política e intelectual de cada periodo. De este modo, la historia de la sociedad es la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social gobernante y las clases sociales oprimidas. Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en el Manifiesto que la clase capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución mundial de la clase obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin clases. Esta obra ejerció una gran influencia en la literatura comunista posterior y en el pensamiento revolucionario en general; ha sido traducida a multitud de lenguas y de ella se han editado cientos de miles de ejemplares.

El exilio político

Poco después de la aparición del Manifiesto, estallaron procesos revolucionarios (las revoluciones de 1848) en Francia, Alemania y el Imperio Austriaco, por lo que el gobierno belga expulsó a Marx temeroso de que la corriente revolucionaria se extendiera también por el país. El pensador alemán se trasladó a París y después a Renania. Fundó y editó en Colonia una publicación comunista, la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), y colaboró en actividades organizadoras de agrupaciones obreras. En 1849 fue arrestado y juzgado bajo la acusación de incitar a la rebelión armada. Aunque fue absuelto, se le expulsó de Alemania y se cerró la revista. Pocos meses después las autoridades francesas también le obligaron a abandonar el país y se trasladó a Londres, donde permaneció el resto de sus días.
Una vez instalado en Inglaterra, se dedicó a profundizar en sus ideas, publicando nuevos escritos, y a alentar la creación de un movimiento comunista internacional. Durante ese periodo, elaboró varias obras que fueron constituyendo la base doctrinal de la teoría comunista. Entre ellas se encuentra su ensayo más importante, El capital (volumen 1, 1867; volúmenes 2 y 3, editados por Engels y publicados a título póstumo en 1885 y 1894, respectivamente), un análisis histórico y detallado de la economía del sistema capitalista, en el que desarrolló la siguiente teoría: la clase trabajadora es explotada por la clase capitalista al apropiarse ésta del ‘valor excedente’ (plusvalía) producido por aquélla.
La siguiente obra de Marx, La guerra civil en Francia (1871), analizaba la experiencia del efímero gobierno revolucionario francés conocido como la Comuna de París, establecida en esta ciudad durante la Guerra Franco-prusiana. Marx interpretó su creación y existencia como una confirmación histórica de la necesidad de que los trabajadores tomen el poder mediante una insurrección armada y destruyan al Estado capitalista. Aclamó a la Comuna como “la forma política, finalmente hallada, en la que podía producirse la emancipación del trabajador”. Esta teoría fue desarrollada en Crítica del programa de Gotha (1875) en los siguientes términos: “Entre los sistemas capitalista y comunista se encuentra el periodo de transformación revolucionaria de uno en otro. Esta fase corresponde a un periodo de transición, cuyo estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. Durante su estancia en Inglaterra, Marx también escribió crónicas sobre acontecimientos sociales y políticos para periódicos de Europa y Estados Unidos, entre ellos varios artículos sobre las ‘revoluciones liberales’ en España y en la América hispana. Fue corresponsal del New York Tribune desde 1852 hasta 1861 y escribió varios artículos para la New American Cyclopedia.

Los últimos años

Después de la disolución de la Liga Comunista en 1852, Marx se mantuvo en contacto con cientos de revolucionarios a fin de crear otra organización de la misma ideología. Sus esfuerzos y los de sus colaboradores culminaron en 1864 con la fundación en Londres de la I Internacional. Pronunció el discurso inaugural, escribió sus estatutos y posteriormente dirigió la labor de su Consejo General (órgano directivo), superando las críticas del grupo seguidor de Mijaíl Bakunin, de carácter anarquista. Tras la eliminación y represión de la Comuna parisina, en la que habían participado miembros de la I Internacional, la influencia de esta organización disminuyó y Marx recomendó trasladar su sede a Estados Unidos. Los últimos ocho años de la vida del filósofo estuvieron marcados por una incesante lucha contra las dolencias físicas que le impedían trabajar en sus obras políticas y literarias. Los manuscritos y notas encontrados en Londres después de su muerte, ocurrida el 14 de marzo de 1883, revelan que estaba preparando un cuarto volumen de El capital que recogería la historia de las doctrinas económicas; estos fragmentos fueron revisados por el socialista alemán Karl Johann Kautsky y publicados bajo el título de Teorías de la plusvalía (4 volúmenes, 1905-1910). Asimismo, Marx planeaba realizar distintos trabajos que comprendían investigaciones matemáticas, aplicaciones de éstas a problemas económicos y estudios sobre aspectos históricos de varios desarrollos tecnológicos.

Su influencia

Marx no ejerció una gran influencia en vida, fue después de su muerte cuando su pensamiento comenzó a destacar dentro del movimiento obrero. Su concepción pasó a denominarse marxismo o socialismo científico, una de las principales corrientes de la teoría política contemporánea. Su análisis del sistema capitalista y su teoría del materialismo histórico, la lucha de clases y la plusvalía son las principales fuentes de la ideología socialista contemporánea. Su tesis sobre la naturaleza del Estado capitalista, el camino hacia el poder y la dictadura del proletariado tienen una importancia decisiva en la acción revolucionaria. Estas doctrinas, comentadas por la mayoría de los socialistas después de su muerte, fueron retomadas por Lenin en el siglo XX, y el desarrollo y aplicación que el político ruso hizo de ellas fue el núcleo de la teoría y la praxis del bolchevismo y de la III Internacional.

El Marxismo: Karl Marx y Friedrich Engels fueron fundadores del socialismo científico, autores del famoso tratado sobre el fin del capitalismo y el triunfo del comunismo, el Manifiesto Comunista, que se convirtió en el sustrato ideológico de dicho movimiento, que pronto pasaría a ser conocido por el nombre de Marxismo.

Fuente: Enciclopedia Encarta 99.

sábado, 3 de enero de 2009

Biografía de Napoleón Bonaparte

Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769, en Ajaccio, Córcega, en el seno de una familia de escaso patrimonio que pretendía descender de la nobleza italiana. En 1784 ingresó en la escuela militar de París. Un año después, a los dieciséis años, ya era teniente de artillería. Ese año murió su padre y tuvo que ocuparse del mantenimiento de su numerosa familia. Durante tres años de servicio estudió las obras de Rousseau, Voltaire o Mirabeau, aunque le interesaban especialmente la geografía y las artes militares. Escribió entonces muchos de sus trabajos sobre balística, novelas como La máscara del profeta o Diálogos sobre el amor y algunos poemas en los que ya se vislumbra su deseo de gloria. Cuando estalló la Revolución (1789) estaba en Auxone y en 1792, en París, fue consciente de la importancia mundial del acontecimiento. De permiso en Córcega, se produjo un motín antífrancés y, tras tomar el mando de los guardias nacionales, aniquiló a tos insurgentes. Regresó a París para justificar sus actos y presentarse como defensor de las ideas revolucionarias, recibiendo el apoyo de la Asamblea Legislativa, que le nombró capitán. Fruto de esta acción, el consejo local corso obligó a abandonar la isla a la familia Bonaparte. Se trasladaron a Vallete (Tolón) y después a Marsella.
En 1793 Napoleón fue nombrado jefe de los artilleros encargados de la reconquista de Tolón, que había sido entregada a los británicos por los realistas franceses enemigos de la Revolución. Tolón se rindió y, como recompensa, la Convención le ascendió a general de brigada. En 1794, el hermano de Robespierre le propuso para ocupar el mando de la artillería en el ejército que se estaba organizando contra el Piamonte. Sin embargo, después del golpe de Estado de termidor (27 de julio 1794) Robespierre fue ejecutado y se acusó a Napoleón de conspiración, por lo que se le arrestó y degradó.
Tras ascender un nuevo Directorio, Barras, miembro de la comisión encargada frenar la contrarrevolución, le nombró comandante en jefe del ejército del interior (octubre de 1795) y, junto con Murat, atacó a los amotinados realistas presentándose así como salvador de la Convención y convirtiéndose en el hombre más polar de Francia. En 1796 se casó con la viuda Josefina de Beauharnaís, antigua amante de Barras. En ese mismo año recibió el mando del ejército francés en Italia.Fundó la República Cisalpina y Liguriana, e impuso la paz a Austria con el trato de Campo Formio (octubre de 1797). Esta fulgurante y victoriosa campaña hizo que se le recibiera en París como un héroe. Receloso el Directorio ante su poder, decidió alejarle de Francia y le encomendó la conquista de Egipto para interceptar las líneas comerciales británicas. Pronto obtuvo victorias en Alejandría y airo (julio de 1798). Mientras, el almirante británico Nelson destruyó en Abukir la flota francesa (agosto de 1798). Napoleón decidió volver a Francia, donde recibió las noticias de la pérdida de Italia y del avance por el Rhin del enemigo. El peligro exterior propició la vuelta al poder de los jacobinos, al tiempo que desde el ¡flor mismo del Directorio se preparaba el golpe de Estado con la participación de Sieyés, Talleyrand y Fouché, quienes consiguieron nombrar a Bonaparte comandante militar de París. El 18 de brumario (9 de noviembre de 1799), Napoleón entró la Asamblea con sus tropas.

El consulado
Napoleón fue designado primer cónsul por diez años y dictó la Constitución del año VIII. En 1800 sufrió un atentado que utilizó como excusa para depurar a los sospecho-jacobinos. Pronto se descubrió que los verdaderos responsables eran los chuanes (realistas), a los que también eliminó. Se reconcilió con la Iglesia y con el papa Pío VII, firmando el concordato de julio de 1801. En el exterior, atacó a Austria, que ocupaba el norte de Italia. Tras la victoria de Marengo (junio de 1800) y la de Hohenlinden (diciembre de ese mismo año), Austria reconoció la frontera del Rhin y entregó parte de los territorios italianos. Gran Bretaña, viendo afectado su’ comercio, firmó la paz de Amiens (marzo de 1802), por la que se comprometía a devolver las colonias francesas.
En 1802, Napoleón dictó la Constitución del año X que le nombraba cónsul vitalicio, controlando desde entonces todos los poderes. Fue nombrado presidente de la República Italiana (enero de 1802), mediador de la Confederación Helvética, reorganizador de Alemania, y anexionó a Francia la isla de Elba y el Piamonte, pero la guerra con Inglaterra se reanudó al negarse ésta a abandonar Malta (mayo de 1803). Mientras, los realistas intentaron un nuevo atentado que sirvió de excusa a Napoleón para endurecer la policía y reforzar la dictadura.

El Imperio
El 18 de mayo de 1804 se proclamó emperador con el nombre de Napoleón I y fue consagrado en Notre-Dame por Pío VII. Organizó una fastuosa corte imperial recuperando las viejas instituciones borbónicas abolidas en la Revolución. Como contrapunto, dotó a la sociedad de un Código Civil, que afirmaba las concepciones burguesas de propiedad y fue imitado en muchos países. Además, creó institutos y universidades, estimuló las actividades financieras gracias a la creación del Banco de Francia y se convirtió en mecenas y modelo de artistas como David.
Napoleón pretendía unificar el continente bajo el dominio de Francia y aislar a Gran Bretaña, por lo que ocupó toda Europa expandiendo también, junto a sus soldados, las ideas modernas nacidas de la Revolución.
La guerra continuó con Gran Bretaña como principal e invencible enemigo. En 1805, Austria, Rusia, Suecia y Nápoles se unieron a Gran Bretaña contra Francia, España y los Estados meridionales de Alemania. Napoleón organizó la Grande Armée con la que pretendía invadir Inglaterra, pero fue derrotado en Trafalgar por Nelson (1805). Victorioso en UIm y Austerlitz, conquistó Viena y firmó la paz de Presburgo, lo que le permitió reorganizar Alemania y construir un gran imperio que rodeaba a Francia de Estados soberanos. El reino de Holanda fue entregado a su hermano Luis y el de Nápoles, a José. Sin embargo, Napoleón no logró concluir las negociaciones entabladas con Gran Bretaña, que, en 1806, organizó la cuarta coalición con Prusia y Rusia contra Francia. Bonaparte venció de nuevo y firmó la paz de Tilsit (julio de 1807), por la que el reino de Westfalia pasó a manos de su hermano Jerónimo. A pesar de tantas victorias, era incapaz de derrotar a su principal enemigo, por lo que decidió presionarle económicamente mediante un bloqueo. Para ello organizó un cinturón de Estados vasallos, anexionando Etruria, ocupando los Estados Pontificios y conquistando Portugal. En España hizo abdicar a Carlos IV y Fernando VII y colocó en el trono a su hermano José, quien se encontró con una fuerte resistencia del pueblo español (2 y 3 de mayo de 1808). Austria aprovechó las dificultades en España y le declaró la guerra. Napoleón fue derrotado en Aspern pero triunfó en Wagram y firmó la paz de Viena (1809), dando a Francia nuevos territorios.
Aprovechando la victoria y ante el deseo de tener un heredero, concertó su matrimonio con la archiduquesa María Luisa de Austria con la que, tras divorciarse de Josefina, se casó en París en 1810.
Excepto España, toda Europa parecía sumisa, por lo que, confiando en las alianzas firmadas con Prusia y Austria y desconociendo los acuerdos secretos de estas potencias con el zar Alejandro I, decidió invadir Rusia (1812). Pero sus tropas fueron derrotadas por el clima y la oposición de la población rusa. En la retirada hacia Alemania, el resto del ejército fue aniquilado por las guerrillas nacionales.
Wellington entró en Madrid, obligando a José a huir tras la derrota francesa en Vitoria. En agosto, Prusia, Rusia, Gran Bretaña, Austria y Suecia organizaron una sexta coalición contra Napoleón, que fue derrotado en Leipzing (octubre de 1813). El 31 de marzo de 1814, los aliados entraron en París. El pueblo francés estaba cansado de las guerras, la grave situación económica y el desprecio de Napoleón hacia los principios revolucionarios, por lo que no opuso resistencia. Los aliados formaron un gobierno presidido por Talleyrand. Napoleón abdicó en Fontainebleau el 11 abril de 1814 y fue confinado a la isla de Elba, si bien conservaba el título de emperador y se le otorgó el gobierno de la isla. El 30 de mayo de 1814 se firmó el primer tratado de París, por el que Francia volvía a sus fronteras de 1792. Luis XVIII regresó para ocupar el trono, lo que provocó el descontento de la población, fiel a los principios de la Revolución. Descontento popular que animó a Napoleón a regresar y recuperar su imperio.

Los Cien días y el último exilio
Napoleón llegó a París, donde fue recibido con entusiasmo por el pueblo, redactó la Constitución del año XII y reorganizó rápidamente el ejército, lanzándose contra los ingleses dirigidos por Wellington. Estos, apoyados por los prusianos, le derrotaron en Waterloo, su última batalla (18 de junio de 181 5). Napoleón abdicó por segunda vez en su hijo y embarcó hacia Estados Unidos, pero fue interceptado por los ingleses, que ordenaron su deportación a Santa Elena, donde escribió Memorial de Sainte-Héléne y donde murió el 5 de mayo de 1821.

Fuente: Gran Enciclopedia Universal Tomo 27
http://www.portalplanetasedna.com.ar/napoleon.htm

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